DESAMOR
Cada relación sentimental, es distinta. Hay parejas con hijos, sin hijos, casadas, viviendo juntos o no, que comparten piso o que no, etc. Generalizar sobre las sensaciones/sentimientos que vas a tener, sería mentir.
Los problemas que surgen derivados de una separación, son de todo tipo.
Sin embargo, cuando te abandona la persona que amas, hay patrones de comportamiento y formas de pensamiento muy similares.
No tengas prisa por olvidar. Meterle prisa al olvido garantiza el recuerdo. |
Probablemente te sientas así:
Quien creías el amor de tu vida te ha dejado. Y lo que es peor, no ya el amor de tu vida, sino la persona en quien habías depositado toda tu confianza.
No sabes muy bien cómo te sientes porque no terminas de creértelo. Lo único que sabes es que estas mal. Muy mal.
Una cosa es que el corazón pueda a la razón, que el corazón tiene razones que la razón no entiende, bla, bla, bla… en fin hay muchas frases recurrentes al respecto, y otra muy distinta el estado en el que estás: todavía no eres consciente de ello, pero acabas de sufrir una regresión evolutiva de casi un millón de años. Todo el desarrollo del intelecto producido a lo largo del proceso evolutivo desaparece de repente.
Esto que a primera vista parece una gracia, no lo es. Tu capacidad cognitiva, valorativa y emocional con respecto a la persona amada es comparable a la de la mosca del vinagre.
Empecemos por describir cuál es tu situación y después vamos a intentar aliviarte. Tómatelo con un poco con humor, porque bastante mal te sientes ya.
Fase 1: Miedo, incredulidad, incertidumbre. | Fase 2: Desesperación, dolor, certidumbre del final. | Fase 3: Recuperas tu amor propio. |
Generalmente se tienen dos tipos de actitud ante el desamor:
- 1 La más llevadera: en ella se tiene una sensación de incomprensión, pero tú mismo te das cuenta que en verdad, tampoco merecía mucho la pena seguir esa relación; la otra persona no ha sabido quererte ni tener en cuenta tus inquietudes. Simplemente no era él/ella.
Se produce una sensación de soledad y puedes llegarte a cuestionar el entablar una relación parecida. Sin embargo este pensamiento es engañoso. Cuando de repente conoces a alguien que hace sonreír tu corazón, todos tus sufrimientos derivados de la mala experiencia anterior, se convertirán en meras anécdotas, y a veces hasta motivo de risa.
- 2 La más dolorosa: Es cuando se produce una sensación de anhelo y admiración sobre-dimensionado hacia la persona que nos ha despreciado sentimentalmente.
Si es este otro tu caso, ten en cuenta que la persona que te ha demostrado con sus hechos lo poco que vales para él/ella, no debes permitir que aflore ese erróneo sentimiento desmedido y falaz de su valía. Además, es posible que llegaras de repente a auto-convencerte que tu amor hacia la persona que te acaba de abandonar es todavía más grande de lo que nunca fue. Esto además de ser otro error, responde únicamente al estado de ansiedad en que te encuentras. Sencillamente no piensas con claridad. Date cuenta y pelea contra esa ilusión lesiva.
Puedes llegar incluso a asumir como verdad incontrovertible que tu vida no es nada sin él/ella. Que jamás vas a ser tan feliz con nadie como lo estabas. No pierdes la esperanza de que quiera volver contigo, en una actitud casi de mendicidad emocional.
La visión que tienes de ti mismo/a jamás había sido tan baja como errónea.
Alguien dijo que las personas somos tres en una:
a- Cómo crees tú que eres.
b- Como creen los demás que eres.
c- Cómo eres en realidad
Los apartados b) y c) seguramente no hayan variado nada. Pero el a) está completamente perdido, llegando a pensar bobadas, tales como: si es que en el fondo me lo tenía merecido porque no valgo tanto como él/ella. Todos llevamos un masoquista dentro. No lo digo yo, lo decía Freud. Lo malo es que ese masoquista está actualmente de gira por tus sentimientos.
¿Cómo hacerte ver que estás en un error tan grande como tu dolor?
Me consta que sigues obstinado/a en que volverá, y en cierta medida estás a gusto relamiéndote tus heridas, dando por sentado que nadie se hace idea de la dimensión de tu dolor. Como decía Miguel Hernández: “… no hay extensión más grande que mi herida”
Deja que te ahora te hable de lo que es la Disonancia Cognitiva:
Una disonancia cognitiva es cuando se produce un conflicto entre nuestro entendimiento - capacidad de juicio, con las acciones que cometemos o en este caso, la manera en que pensamos.
Esto es: sabemos que algo está mal, pero lo seguimos haciendo.
Necesitamos estar en armonía, o mejor dicho, ser consecuentes entre lo que pensamos y sabemos cómo cierto, con nuestras acciones. Por eso, cuando esto no sucede, buscamos justificaciones. Pongo dos ejemplos.
1 - Eres fumador, y sabes que fumar es malo. Como necesitamos estar de acuerdo con nuestros actos, empezamos a buscar justificaciones para seguir fumando: fumar me ayuda a concentrarme, me relaja, me ayuda a relacionarme, lo dejaré en otro momento… en fin, cortinas de humo porque en el fondo sabes que no deberías fumar.
2 - Llevas mucho tiempo pensando y por fin decides comprarte un coche nuevo. A la semana de habértelo comprado, te dice un amigo que él también se ha comprado un coche nuevo. Después de comparar los coches, te das cuenta de manera objetiva, que tu compra no ha sido la mejor. Eso te produce una sensación de conflicto, por lo que se pondrá en marcha el mecanismo de defensa justificándote a ti mismo que tu coche sigue siendo la mejor elección.
Pues bien, he querido hablar de esto porque tu estado actual, responde exactamente a esa situación.
Te acaban de dejar, te han despreciado, crees que no vales nada… y sin embargo, echas de menos como nunca a quien lo ha hecho, magnificas el amor depositado en él/ella y estás anhelante por saber de él/ella ¿No te das cuenta por muy mal que estés que estás desafiando al sentido común?
A lo cual me contestarías seguramente: “es que tú no lo entiendes” “nuestra relación era especial” “no te puedes hacer idea de lo mucho que sufro”
Todas estas cosas tendemos a decírnoslas constantemente para auto complacernos en nuestro dolor. Es el primer error de los muchos que te quedan por cometer. Te recuerdo que tu capacidad intelectual no discierne con normalidad. No es broma.
Tienes que pasar el luto de tu relación. Para esto, cada cual tiene sus tempos. No tengas prisa por olvidar. Meterle prisa al olvido garantiza el recuerdo.
Empieza a ser egoísta (sentimentalmente hablando) contigo mismo. Quien está herido eres tú, no tu ex. No pienses en que estará haciendo o dónde irá, o cualquier cosa que tenga que ver con su vida. Es del todo irrelevante y sólo te hará perder el tiempo y acordarte más de él/ella. Al pensar en él/ella, ¡qué curioso! sólo te acuerdas claro está de todos los momentos felices y de la enorme ausencia que te ha dejado. Pues bien, ese ser tan estupendo, ha permitido o mejor dicho, te ha provocado un dolor inmenso, así que, empieza por bajarle del pedestal del que le has puesto.
No intentes buscar explicaciones de por qué te ha dejado. Sé que estás en un estado de ansiedad que reclama darle respuesta. Desde ya te digo que es una pérdida de tiempo. Saber los porqués no te ayudará. Acaso te hará más daño. Lo único que sabes cierto, es que te ha dejado. El resultado sigue siendo el mismo. Da igual si ha sido por otro/a o porque ha sido abducido/a por la nave Enterprise camino de Orión.
Sé que habrás oído mil veces que el tiempo lo cura todo. También sé que te parece una frase estéril y recurrente. Pues lo siento. Es del todo cierto.
Ponte metas cortas, gástate dinero en algún capricho inútil, apúntate a un gimnasio, pero no por conocer gente nueva o ligoteo, sino por el deporte en sí. Ayuda y bastante.
Conseguir olvidar no sucede de la noche a la mañana. No te despiertas un día y piensas: ¡Anda! si ya no me acuerdo de mi ex.
Deja que los días pasen. Un día sin venir a cuento, empezarás a verbalizar sapos y culebras de él/ella. ¡¡¡Enhorabuena!!! Es el principio del fin de tu agonía, pero ojo, no des saltos de alegría. Aún te queda mucho. Es más, te queda casi todo. Pero como ves, las cosas van pasando.
Si por alguna razón te encontraras con tu ex en la calle, trabajo, en fin, donde sea, mucho cuidado. No pretendas soltarle cualquier palabra de amor, o de ira.
Si mendigas amor, es garantía de alejamiento y si presentas batalla desplegando tu ira, lo estarás haciendo en inferioridad de condiciones. Es como si quisieras entrar en combate contra un caballero con su armadura rebosante de seguridad en sí mismo y tú, sencillamente estas desnudo/a y desarmado/a. Perderás.
Por otra parte, mientras pienses que le/la odias, es que estás a mitad de camino. En el sentimiento de odio siempre hay componentes de admiración. Además, no estarás en condiciones de discernir el odio del resentimiento. Lo que tienes es resentimiento porque empiezas a lamer tus heridas del tremendo golpe que ha sufrido tu amor propio, lo cual es bueno por un lado y malo por otro.
Es bueno porque está empezando a aflorar tu vanidad, lo cual quiere decir que empiezas a dejar de verte a ti mismo/a como un insecto a los ojos del otro.
Es malo porque sencillamente te hace sufrir. Sal de esa dinámica.
Lo contrario al amor no es el odio. Según José Antonio Marina, en su libro "Diccionario de los sentimientos" es el asco. Y entiéndase por asco, la repugnancia por la mera existencia del otro/a.
El objetivo final, la “curación” por así llamarlo sólo es verdadera bajo esta actitud: INDIFERENCIA. Y entiéndase bien. Indiferencia no significa desprecio. Si lo que sientes es desprecio, es que sigues a medio camino.
Cuando por fin lo vas superando, ha pasado el tiempo, has constatado que no vuelve, en fin, que empiezas a ser tú, no intentes luchar contra su recuerdo ni tomes como cierto que nunca lo olvidarás. Muy al contrario, que se te ponga una sonrisa en tu cara y aprende a vivir con el recuerdo. Al fin y al cabo, ha sido parte de tu vida, la cual no podrás soslayar jamás.
El amor es patrimonio del alma. Nunca dije que fuera fácil.